Todos somos conscientes de que fumar es un hábito nocivo donde los haya, pero ¿Sabemos realmente los efectos negativos que el trabajo produce en nuestra cavidad oral?
Estos efectos pueden ser desde los más leves, como manchas en los dientes (por la acción de la nicotina y el alquitrán que producen una coloración superficial), mal aliento, pérdida de gusto y olfato, disminución del flujo salival o xerostomía (lo cual se asocia a una mayor incidencia de caries), palatinitis nicotínica (mancha blanca reversible en el paladar blando), candidiasis oral, enfermedad periodontal (enfermedad crónica de las encías que en último término puede causar la pérdida de piezas dentales) , hasta los efectos más graves como aparición de leucoplasias (mancha blanquecina que no se desprende al raspado, lesión premaligna) y cáncer oral. El riesgo de padecer un cáncer oral en personas fumadoras es 6 veces superior , siendo los lugares más afectados el suelo de la boca, lengua, labios y glándulas salivales.
Se han identificado varios carcinógenos entre las más de 4.700 sustancias tóxicas que componen el humo del tabaco. Distinguimos entre:
- Carcinógenos directos, que son aquellos que causan directamente cáncer, como el polonio-210, cadmio, níquel, cromo, arsénico y cresol.
- Iniciadores como benzopireno, benzoantraceno, criseno, o dibenzocridina, pueden dar lugar a mutaciones que desencadenen cáncer.
- Cocarcinógenos, sustancias que, combinadas con los iniciadores, inducen cambios tumorales de la célula. Entre estos últimos se encuentra el fenol, indol, formaldehído y acetaldehído
Por suerte, todos estos efectos se pueden contrarrestrar abandonando este hábito, de hecho, a los 20 minutos después de dejar de fumar, la tensión arterial baja hasta valores normales y la frecuencia cardiaca se normaliza; y a las 8 horas, desaparece la nicotina circulante en sangre y los niveles de monóxido de carbono y oxígeno en sangre se normalizan, apareciendo irritabilidad y ansiedad.
Se han identificado varios carcinógenos entre las más de 4.700 sustancias tóxicas que componen el humo del tabaco.
Asimismo, pasadas 48 horas se disminuye el riesgo de sufrir un infarto cardiaco y se comienza a notar la diferencia en los sentidos del gusto y el olfato; a las 2 ó 3 semanas, mejora la circulación, la función pulmonar aumenta hasta un 30% y se reduce la ansiedad; y al mes o tres meses ya es cuando se empiezan a notar mejorías como la desaparición de la tos, la congestión nasal y la fatiga, al tiempo que disminuyen las infecciones respiratorias.
A los seis meses de apagar el cigarrillo, se experimenta una clara mejoría de la circulación y la función respiratoria, desapareciendo la dependencia psíquica y recuperando la piel su elasticidad y brillo natural; al año se reduce a la mitad el riesgo de padecer una insuficiencia coronaria ya es un 50% inferior que en fumadores. A los cinco años, el riesgo de padecer una enfermedad cardiaca será igual al de un no fumador; y a los 10 ó 15 años el riesgo de cáncer de pulmón es similar al de los no fumadores.
El riesgo de padecer un cáncer oral en personas fumadoras es 6 veces superior , siendo los lugares más afectados el suelo de la boca, lengua, labios y glándulas salivales.
Pero, ¿Cómo abandonamos este hábito tan perjudicial? Aunque no hay ninguna regla escrita, existen algunos consejos que pueden generar motivación para superar esta ardua tarea.
Consejos para dejar de fumar
- El primer paso es establecer una fecha concreta para dejar de fumar.
- Hacer una lista de razones por las que queremos dejar de fumar y los beneficios que nos aportaría a corto-largo plazo.
- Identificar los momentos en los que somos más propensos a coger el cigarrillo (cenas con amigos, momentos de estrés…) y planear otras acciones que sustituyan el tabaco.
- Comunicar la decisión a amigos y familiares para que puedan prestarle su apoyo en los momentos de ansiedad.
- Encontrar actividades que ocupen sus manos y su mente, que no sean agotadoras ni impliquen un aumento de peso importante.
- Cambiar su estilo de vida, intentando generar hábitos y horarios diferentes a los acostumbrados y aumentando la cantidad de ejercicio físico que realizamos por semana.
- Existen medicamentos que le pueden ayudar a evitar la nicotina y el tabaco y que evitan que recaiga. Estos incluyen los parches de nicotina, la goma de mascar, dulces medicados y los aerosoles. Los medicamentos con receta médica como el vareniclina (Chantix) y el bupropion (Zyban, Wellbutrin), pueden ayudar a disminuir los deseos de nicotina y otros síntomas de abstinencia
- Inscríbase a un programa para dejar de fumar. Aprenda auto-hipnosis, relajación u otras técnicas.