Muchos los hacemos a diario sin ser conscientes, pero ¿sabías la repercusión que tienen para tus dientes? Aquí os mostramos algunos ejemplos:
- Onicofagia: El hábito de morderse las uñas es un hábito puede fracturar tus dientes y, además, impactar la mandíbula. Esto es debido a que el hecho de adelantar la mandíbula durante repetidas ocasiones y largos periodos de tiempo, puede ocasionar lo denominado “Síndrome de disfunción mandibular”. Existen esmalte de uñas específicos con sabores amargos para evitar que se produzca el hábito, además, en ocasiones de gran estrés, es recomendable agarrar algún objeto con las manos.
- Morder cubitos de hielo: Este hábito, al igual que morder caramelos, puede fisurar las piezas dentales. Según la profundidad que tenga la fisura, puede pasar de ser asintomática a necesitar la intervención por parte del dentista.
- Usar tus dientes como herramienta: mascar tabaco, abrir botellas, morder alfileres (costureros/as), romper el hilo, morder clips del pelo, etc. Son hábitos abrasivos para los dientes, ocasionando una pérdida de estructura prematura, daño a nivel de la articulación al adelantar la mandíbula, por no hablar del riesgo que conlleva poder tragar accidentalmente algo que no se debería.
- Picar continuamente: Especialmente si lo que se pica son bebidas o alimentos azucarados. Esto provoca una bajada constante del PH de la saliva, favoreciendo el ataque de las bacterias causante de las caries. A su vez, la ingesta de bebidas carbonatadas ocasiona erosión en los dientes, eliminando progresivamente el esmalte. Esto se puede solucionar equilibrando las comidas, asegurando que sean bajas en azúcar.
- El zumo de limón y cepillarte inmediatamente los dientes: Existe una relación demostrada entre su ingesta y la erosión dental, no obstante, la frecuencia, cantidad y modo de consumo también son factores importantes. Un ejemplo es el consumo a diario de agua con limón: El limón afecta gravemente a la estructura del diente, debilitándolo debido a la exposición de la capa que hay debajo del esmalte: la dentina. Esto ocasiona un aumento de la sensibilidad dental al frío y al calor y hace que los dientes se amarilleen con el tiempo. Debido a la disminución del PH de la saliva, es perjudicial para los dientes consumirlos frecuentemente al igual que cepillarse inmediatamente tras su consumo, el presidente de la Academia de dentistas Americana aconseja esperar al menos 1 hora desde el fin de las comidas hasta el cepillado.